El Mensaje de la Semana – Toldot 20
Shalom a todos!
Estas elecciones en los Estados Unidos, como ninguna otra, se están demorando en definir. El presidente que, según la ley debe abandonar la Casa Blanca dentro de dos meses, se niega a aceptar el resultado, reclamando irregularidades en la cuenta de votos.
No es nuestro papel tratar de pronosticar lo que pasará al final de esta situación, pero si es apropiado escribir unas líneas de hakarat hatov (agradecimiento) al hombre que llegó de afuera a la posición elevada, en contra de todos los pronósticos y a pesar de la guerra cruel que libró en su contra la prensa americana.
En su condición de extraño para todo lo que tiene que ver con la política y la diplomacia, Trump se basó en su lógica de hombre de negocios y en su propio criterio ignorando los códigos que se han observado cuidadosamente por tantos gobiernos de la creación de esa nación. Esa práctica lo hizo caer en muchos errores y sobre estos, la prensa ha hecho más que suficiente énfasis. Por el otro lado, esa misma actitud, le ayudó a hacer muchos cambios que, aunque sus enemigos se niegan a reconocerlos, son bastantes y de mucha importancia.
Uno de los cambios que, por razones obvias, el mundo no le ha puesto atención, es la relación que el gobierno americano ha tenido históricamente con la comunidad judía de los Estados Unidos. Este presidente, a diferencia de sus antecesores, alejó de cualquier puesto de influencia a miembros de la comunidad reformista, dando el lugar a judíos ortodoxos, algunos, en posiciones muy elevadas. El significado de esto es muy grande ya que en estos cuatro años se pudo detener el efecto venenoso que tiene normalmente el movimiento reformista y que hasta ahora tenía un gran poder que lo único que trajo fue destrucción y asimilación de gran cantidad de hermanos judíos en todas partes del mundo. Las garras de ese grupo amenazaron, en los años de Obama, llegar incluso a Israel. Todo eso, gracias a Di-s, se detuvo con la entrada de Trump a la Casa Blanca.
Sobre el versículo que dice del embarazo de Rivká Imenu, que tenía “dos goyim” en su vientre, Rashi explica que se refiere a Rebi y Antoninus. Rebi, Rabi Yehuda HaNasí, descendiente de Yaakov y Antoninus, rey de Roma, descendiente de Eisav. Nuestros Sabios relatan sobre la relación cercana que tenían estos dos y como Antoninus, en secreto, mantenía una reunión diaria con Rebi para aprender de su Torá. También, cómo este se aconsejaba con el gran Sabio, cómo rebajaba su honor para honrarlo y los decretos y regalos que hizo para el Pueblo de Israel, de esa generación y de las venideras.
Por lo pronto no está claro, por lo menos en los ojos de Trump, la suerte de estas elecciones. Pero algo si está claro en los ojos del mundo y es que, este pasará a la historia como un presidente especialmente cercano y amigo del Pueblo Judío que el efecto de sus importantes innovaciones en lo relacionado con el Pueblo de la Torá, esperamos, va a perdurar para beneficio de nuestro Pueblo y del mundo entero.
Deseo a todos muy buenas noticias y un Shabat Shalom,
Daniel Milhem.