El Mensaje de la Semana – Terumá 81
¡Shalom a todos!
Un viejo adagio dice que “el mono, aunque se vista de seda, mono se queda”. Este dicho se aplica, normalmente, para descalificar a algún individuo u objeto, afirmando que, incluso que se adorne con la más fina seda, no abandonará su baja categoría. Es difícil refutar esta afirmación, el mono no dejará de serlo, no importa cómo lo vistan. Antes de seguir adelante, vale la pena aclarar que, este dicho, cuando es aplicado a una persona específica y a veces, incluso a algún objeto, las palabras son lashón hará y por lo tanto son prohibidas, ya que descalifican al sujeto en referencia.
Sin saber cuál es el origen de este adagio, es fácil adivinar que data de tiempos lejanos en los que la humanidad gozaba de un nivel más elevado en lo que respecta a sabiduría y entendimiento. Desafortunadamente, la generalidad hoy es la de ignorar el valor de lo interno y darle importancia sólo a lo externo. En otras palabras, lo común hoy es, no mirar al mono, sino al vestido de seda que lo cubre. Un ejemplo de este fenómeno se percibe cuando se analizan las personalidades y los “ídolos” de cada nueva generación. A medida que pasa el tiempo, el énfasis es más colocado en la parte externa, cómo los colores y el ruido, y menos en el contenido.
Las consecuencias de esta actitud son de imaginarse. Entre más se dirige la atención a lo externo, más se descuida lo interno. Y, si es cierto que el mono no va a cambiar, no importa cómo lo vistan, el hombre, cuando piensa que no necesita sino un vestido de seda, descuidando su verdadera esencia, puede llegar a ser muy inferior al mono. Basta con exponerse un poco a las principales noticias de cualquier día, para encontrarse con esta triste realidad.
Nuestra Parashá, con la grandiosa orden Divina de construir un recinto para que en él el Creador del mundo repose su Presencia, narra cómo Hash-m le ordena a Moshé “Y me harán un Santuario y residiré entre ellos”. Nuestros Sabios anotan que esas palabras encierran una connotación muy interesante y es que, aparte de la orden de construir el Tabernáculo, el deseo del Creador es que, los Benei Israel, cada uno, construya de sí mismo un santuario en que Hash-m quiera ahí residir.
Estas palabras de nuestra Parashá son un gran llamado de atención. Mientras el mundo está esperando que pasen estos tiempos de crisis para poder lucir el vestido de seda de turno, descuidando totalmente la construcción de su verdadero ser, viene este llamado a despertar. El hombre debe, cómo primera medida, concentrar sus esfuerzos hacia la construcción de su verdadero ser. Él puede llegar a tal nivel de refinamiento en el que, él mismo se constituye en un recinto apto para la Presencia Divina.
Deseo a todos muy buenas noticias y Shabat Shalom,
Daniel Milhem.