El Mensaje de la Semana – Ki Tisá 81

¡Shalom a todos!

Hay quien acostumbra a explicar a los chicos y chicas que llegan a la edad de Mitzvot que, su llegada a ese gran día, es cómo la entrada a un gran palacio en el que, desde ese momento, se espera de él o ella que use todo lo que tiene para servir al gran Rey que allí se encuentra.

Podemos entender que el que vive con esa percepción, tiene durante su vida, una experiencia totalmente diferente a la del resto de la población mundial. No es lo mismo vivir dentro del palacio que vivir fuera de él. Especialmente cuando el Rey al que has de servir, están en Él la fuente de la alegría y de la propia vida. Eres parte de ese privilegiado grupo que, dentro del palacio, cumples con el trabajo que el Rey te encomendó, el de, con fuerzas y aptitudes que sólo tú tienes, hacer tu parte en el arreglo que este gran palacio, en otras palabras, este mundo y todos los demás, tiene que experimentar.

Para vivir con esta conciencia, seguro que hay que hacer un esfuerzo. El mundo con todas sus distracciones, está diseñado para que, sólo aquel que quiera, logre ver esta realidad. Por eso, el que no la quiere ver, no la verá, incluso si le dieran cientos de años en este mundo material. Esa es una de las grandes maravillas de esta creación, está llena de luz para el que la deseó y lleno de oscuridad para el que la ignoró.

El que estudia con cuidado nuestras últimas Parshiot, no deja de sentir algo de envidia de Aharón y sus descendientes los Cohanim. Son ellos los privilegiados de entrar al esplendoroso Mishkán y luego al Beit Hamikdash a hacer el servicio que la Torá instruye para hacer en ese, el lugar con más santidad en el mundo entero. Nada menos que la construcción de la que Hash-m dice “Me harán un Santuario y habitaré entre ellos”.

Es importante aclarar que nuestros Sabios enseñan que el Tabernáculo está construido a semejanza del mundo en su totalidad. Todo lo que hay en este gran universo está contenido en el Mishkán. No pretendemos entrar en temas que no dominamos. El que investiga, tan sólo un poco, lo escrito sobre este tema, entenderá lo basto y profundo que es. Sólo a manera de proposición, permítanme hacer una comparación.

Instantes antes de la entrega de la Torá, Hash-m manda a decir, a través de su Profeta Moshé, al Pueblo de Israel “Y ustedes serán para mí un Reinado de Cohanim”. El mensaje es que, al recibir la Torá y su yugo, el pueblo en su totalidad se convierte en Reinado de Cohanim. Pareciera que, aunque es cierto que, cómo escribimos antes, el Tabernáculo constituye el lugar más santificado en este mundo material y está reservado para Aharón y sus descendientes, pero todo aquel que recibe sobre sí el yugo de la Torá, su estudio cuidadoso para cumplirla con diligencia, se gana el papel de Cohen. Con más razón cuando el mundo entero no es sino un gran Mishkán.

Habiendo escrito esto, se aclara todavía más la enseñanza con la que empezamos. El que llega a la edad de Mitzvot entra al Palacio. El mundo es un gran Tabernáculo en el que su Creador decidió reposar allí su presencia. Se necesita tan sólo decidir, recibir las instrucciones del trabajo para ser aceptado por el Gran Rey que, en Él están la fuente de alegría y de la propia vida.

Recomiendo mucho, para los que quieran profundizar en este tema, escuchar la gran serie de Dérej Hash-m, en la que se encuentran varios de los principios que se exponen en este mensaje.

Deseo a todos un Shabat Shalom y mucho éxito,

Daniel Milhem

Rosh Kolel Birkat Abraham

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