El Mensaje de la Semana – Ki Tetzé 20
Shalom a todos!
Otra semana más y las noticias sobre el virus no cambian. La tendencia que mostraba el contagio en las gráficas, se mantiene y por lo pronto no hay indicios de ningún cambio para mejor. En momentos de crisis como estos se revelan las fallas y los desajustes de lo que parecía un proyecto que estaba cada vez más bajo control. Los avances en la tecnología le dieron al hombre la habilidad de prever, cada vez con más anticipación, tormentas o cambios de clima y se esperaba que se consiguiera también pronósticos sobre erupción de volcanes e incluso terremotos. Todo bajo control. El único verdadero miedo era el del hombre mismo que, con el pasar de las generaciones y con la globalización de la comunidad mundial llegaba a niveles cada vez más preocupantes de degeneración. Fuera de eso el sentimiento de poder y control se hacía cada vez más grande.
De repente llegó este desafío que, al principio parecía como otra de las falsas alarmas, en las que, con la astucia del hombre, pronto se lograba salir adelante. Por ejemplo, los chinos decidieron construir dos gigantescos hospitales con miles de camas en el término de dos semanas y lo lograron. Aunque es cierto que las imágenes de allá eran un poco preocupantes ya que sus caras mostraban demasiada seriedad y hasta preocupación, pero eso no fue razón para que el mundo entre en pánico. Había plena confianza de que el hombre, que lo puede todo, sabría como sortear esta amenaza.
Ha pasado demasiado tiempo. La humanidad ha alcanzado no solo a perder su paciencia, sino que también su esperanza. El hombre que, hasta ahora parecía estar en la cima del éxito, ha perdido su encanto. Ya no se le ve invencible y mucho menos, todopoderoso. Lo que hasta hace pocos meses eran afirmaciones que muy pocos discutían, como “¡Los americanos pueden todo!”, “¡Los chinos pueden todo!”, hoy se olvidó y, otra vez, con la excepción de muy pocos, nadie entiende que paso.
Como siempre, la Parashá de la semana nos proporciona luz y nos aclara el panorama. “Cuando salgas a la guerra contra tu enemigo y lo entregue Hash-m tu Di-s en tu mano”. Durante la corta historia de la humanidad, el mundo, los pueblos y los individuos han tenido que salir a guerras. Unas más grandes y otras más pequeñas. Nuestra Torá nos dice que, aunque es cierto que se requiere en ocasiones salir a ellas, ya sea contra un enemigo visible ya sea contra uno invisible, no debes olvidar que es Hash-m El que las gana. “Hash-m Ish Miljamá” dice en otro versículo, solo Él es el Hombre de Guerra. La victoria es de Él. Todos los “logros” que el hombre ingenuamente atribuye a su propia sagacidad, no son sino la Mano del Creador que se apiada de su creado y le da el éxito.
No hay duda que la crisis que atraviesa el mundo en estos días es muy dura y dolorosa, pero es importante entender que a su vez su lección es muy valiosa. El hombre debe reconocer que la victoria y el éxito son del Creador. Si fuimos testigos de triunfos y victorias a lo largo de la historia, no es sino porque así quisieron de Arriba. Reconocer esta realidad no solo va a hacer que estos duros tiempos tengan un gran beneficio para todos, sino que ese reconocimiento es lo que va a dar el mérito a la humanidad entera de presenciar con alivio y alegría la terminación de esta, aparente, interminable pesadilla. Con la ayuda del Cielo.
Buenas noticias y Shabat Shalom para todos, les desea,
Daniel Milhem.