El Mensaje de la Semana – Haazinu – Yom Kipur 20
Shalom a todos!
Tan solo diez minutos tomó para vender la totalidad del vuelo de la compañía de vuelos australiana. Un vuelo de siete horas hacia ningún lugar. Cuán apropiado es este evento para describir la historia de la humanidad de acuerdo a la visión laica, desprendida de la fe en el Creador del mundo y la Torá que nos entregó. Un vuelo a ningún lado y el aparente, inexplicable entusiasmo de tantas personas a participar en él, pagando un precio alto, en tiempos en que tanta gente en todo el mundo sufre hambre.
En días como estos de crisis sin precedentes, en los que más allá del fuerte golpe que ha recibido la humanidad en tantos respectos, está la gran incertidumbre de cuándo llegarán a su final. Días en los que se esperaría que la humanidad por fin se proponga a hacer una reevaluación del camino que escogió y el mundo, ignorando las alarmas, sigue su viaje acelerado, hacia ningún lugar.
Nuestra Parashá, por el otro lado, nos enseña, no solo cuál es el camino a tomar, sino que nos trae luz sobre lo que verdaderamente ocurre en el mundo, a través de la historia y también hoy. El versículo describe la relación del Creador con su pueblo, comparándola metafóricamente con la relación de un águila con sus crías. “Cómo el águila, despierta a su nido y sobrevuela sobre sus crías, extiende su ala y lo toma y lo transporta sobre su lomo”. Hash-m también, de manera delicada y empática despierta al distraído. No coloca a nadie una prueba que no pueda soportar. Extiende su brazo para recibir al que quiere volver a Él y lo transporta sobre su lomo, protegiéndolo de cualquier peligro, como el de la flecha arrojada desde abajo.
Dos vuelos. Pero qué diferentes el uno del otro. El primero a ningún lado. Producto de un sentimiento de vacío que parte de la ignorancia voluntaria de que el mundo tiene un Creador. Un viaje sin destino, sin ningún sentido, hacia ningún lugar. El segundo, el del que vuelve a Hash-m. Inmediatamente encuentra la mano acogedora del Creador que, lo toma, lo coloca sobre su lomo y lo transporta hacia su propia perfección y la del mundo entero con la gueulá shelemá.
Que apropiado este versículo y su explicación en estos días previos a Yom Kipur. Días en los que del Cielo nos hacen la vuelta más fácil y en los que se define nuestra suerte para este año que ahora empieza. No se necesita sino percibir el llamado a despertar que, en estos momentos, pareciera, es más claro que nunca.
Deseo a todos, de todo corazón, un Shabat Shalom y que logremos escuchar el llamado, aprovechando estos grandes días de aseret yemei teshuvá.
Con mucha estimación,
Daniel Milhem.