El Mensaje de la Semana – Noaj 20
Shalom a todos!
El mundo está pasando actualmente momentos duros. Fuera de la amenaza que presenta el virus a la salud mundial, y que, en ese respecto, no solo no da ninguna señal de debilitación, sino que, al contrario, sorprende constantemente a la ciencia y a los investigadores, con todo tipo de novedades, también la humanidad está teniendo que lidiar con los efectos destructivos sobre las economías que trae este tipo de desafío. Los ricos han perdido, en el mejor de los casos, solo su tranquilidad y en casos peores han perdido también sus riquezas. Los pobres, en muchos casos, han perdido sus empleos y con ellos sus únicas fuentes de ingresos. Grandes partes de las economías se han borrado con las bajas en demanda y con los cambios en el orden de prioridades que ocurren cuando la realidad cambia de manera tan drástica.
Hace más de cuatro mil años, la humanidad, después de haber “llenado la copa”, recibió una advertencia que, si no enderezaba su camino, sería borrada completamente de la faz de la tierra. Esta advertencia fue dada de una manera muy peculiar. El grande de la generación, fue ordenado por Hash-m a construir un arca tan grande, que le tomaría ciento veinte años en construir. La humanidad que vivía en esos días en un solo lugar, no tardaría en notar que el hombre más tzadik se ocupaba con un proyecto inaudito. Con seguridad, le preguntarían muchos, porqué construye tal tipo de nave en el medio del continente, y entonces, él les explicaría cuál era su finalidad. El resto de la historia la conocemos. Después de esos ciento veinte años y después de que nadie tomó en serio la noticia de Noaj, empezó el diluvio con una lluvia suave que, si hubieran, en esos momentos, decidido volver de su equivocación, la historia del mundo sería diferente.
Sobre la manera particular en que fue hecha la advertencia, entendemos que, la revelación Divina no la amerita sino un individuo que ha llegado a un nivel de refinamiento tal, que no solo merece semejante revelación, sino que tiene la fuerza de soportar tan intensa experiencia. Por eso es obvio que el resto de la humanidad que, en esos momentos se encontraba sumergido en el pecado, no tenía ninguna conexión con el alto nivel de la profecía.
Adicionalmente, parece que se puede agregar que, ese tipo de advertencia también marcaría lo que el mundo viviría al final de los días. En días como los nuestros, con los niveles tan bajos a los que ha llegado la humanidad. Días en los que no se necesita hacer mucho esfuerzo para detectar que el mundo atraviesa un verdadero diluvio. En estos días, el individuo que apenas se percata de esto, tiene la posibilidad de ver que, en estos momentos se construye un arca. El Mundo de la Torá, al igual que por los últimos más de tres mil años, hoy también, construye y habita un arca que es el único lugar en el que se puede garantizar la protección de la ética y los principios básicos de comportamiento que, en el mundo externo ya hace rato fueron olvidados.
Las puertas de ese mundo maravilloso están, por ahora, siempre abiertas, hay quien no le toca sino entrar y hay quien debe investigar lo que respecta a los siete preceptos de Bnei Noaj y la manera que estos le dan el mérito de entrar, a gozar de la protección garantizada que solo la legendaria e infinitamente elevada Torá puede dar.
Deseo a todos buenas noticias y que ameritemos ver.
Shabat Shalom para todos,
Daniel Milhem.