El Mensaje de la Semana – Miketz 20
Shalom a todos!
Al parecer, hace muchos años, se dio cuenta un panadero que el pan se quema en la puerta del horno. Nos podemos imaginar la frustración del panadero cuando, después de haber invertido tanto tiempo, dinero y trabajo, en la producción del pan, su única fuente de ingresos, descubre que, por un descuido, cuando parecía que su esfuerzo sería coronado con éxito, este se quemó. Desde entonces, se hizo popular el dicho “El pan se quema en la puerta del horno” que intenta llamar la atención de todo aquel que, al ver que su salvación está cerca, se relaja y baja la guardia.
Ha pasado casi un año. Han sido largos meses de crisis, sin precedentes en la historia moderna. El mundo recibió el ataque despiadado que le propinó el virus nanométrico, dejando pobreza, enfermedad e incluso muerte, por donde ha pasado. Los gobiernos han tenido que lidiar con esta dificultad tratando de balancear entre la salud de sus gentes y las economías. Ha sido una batalla difícil y sus consecuencias a largo plazo prefieren, por lo pronto, ni siquiera imaginar. Hoy, con la ayuda del Cielo, el mundo ve con alivio y esperanza, la llegada de las vacunas que, según los laboratorios que las produjeron e incluso el exigente FDA, son eficaces y seguras.
Cuando, a pedido de Paró, Yosef descifra los sueños, este no se limita a descifrarlos, sino que le advierte y aconseja sobre cómo enfrentar el desafío de los años por venir. Siete años de gran abundancia y luego siete de escasez, hambre y pobreza, eso le esperaba al reino de Paró. La recomendación de Yosef es nombrar un hombre inteligente y sabio que sepa administrar la riqueza de los años gordos para asegurar la subsistencia del reinado entero durante los años flacos.
Paró, en lo que es sin ninguna duda, la mejor decisión que tomó en toda su carrera de rey, reconoce frente a Yosef y sus sirvientes, que no encontraría en todo su reino un hombre tan grande cómo Yosef, que pueda enfrentar con éxito el desafío inminente. El rey no se limita a nombrar a Yosef cómo el hombre para el trabajo, sino que, le entrega todos los poderes del rey a excepción del título, dejándose a sí mismo sólo eso. Este entendió que era necesario ir en contra de la naturaleza para salir airoso en la batalla que se avecinaba. La naturaleza del hombre es la de gozar los años de abundancia e ignorar el presagio de años duros por venir. Sólo un hombre grande y elevado que tiene en él Rúaj Eloquim puede ir en contra de la naturaleza, esa que atrapa a aquel que no ha logrado librarse de sus amarres y salir de su pequeñez.
El pan se quema en la puerta del horno, dice el viejo adagio y ahora en estos días, en los que se divisa luz al final del largo túnel, este adagio se hace muy actual. La naturaleza es relajarse, aflojar, olvidar la amenaza del virus y su peligro. Ignorar la realidad de que, hasta que no haya salido el pan del horno, todavía se puede quemar. Nuestra Parashá nos expone a la grandeza de Yosef que, por encima de los grandes sabios del reinado egipcio, muy por encima, recibe las riendas del reinado para estar a la cabeza en una batalla contra la naturaleza del ser humano.
Antes de despedirme, me gustaría compartir con ustedes una cosa interesante que se ve en nuestra Parashá. Cuando esta relata sobre el encuentro entre Yosef y su hermano Binyamín, cuenta que Yosef se llenó de misericordia sobre su hermano. El tárgum del siguiente pasuk es “Veasjei apohi unefak vaitjasín” que quiere decir que Yosef lavó su cara, salió y aguantó su llanto. Lo interesante es, que la palabra que usa hoy el hebreo moderno para vacuna es jisún y en el tárgum, sobre esto que Yosef aguanto su llanto lo llama vaitjasín, que sería una manera de conjugar el verbo vacunar en la lengua aramea que usa el tárgum. Según esto, ¿tenemos una insinuación en nuestra Parashá que lo correcto es vacunarse?
Deseo a todos muy buenas noticias y un Shabat Shalom,
Daniel Milhem.